sábado, 31 de julio de 2010

Te conocí aquella noche tan bonita, noche de luna, mar de estrellas infinitas. Con tu figura y tu mirada me flechaste, con tu sonrisa totalmente me atrapaste. Aquella noche bailamos hasta cansarnos, me diste un beso, luego me diste un abraso. Tu sonreías te mirabas tan preciosa, con otro beso me di cuenta de una cosa. Yo me di cuenta que me estaba enamorando, de esa sonrisa, de ese sabor en tus labios, de tu carita, de esa mirada coqueta, que como luna iluminaba la tierra. Yo te invite, vamos a dar un paseo, vámonos solos a cumplir nuestros deseos. Tú tenías miedo, yo estaba un poco nervioso, valió la pena pues fue lo maravilloso. Aquella noche los dos fuimos tan felices, fue puro amor y sin dejar cicatrices con las caricias nuestros cuerpos se fundieron y sin querer juntos llegamos al cielo. Nos dimos cuenta que ya estaba amaneciendo, cuando la aurora nos encontró por la ventana. Hoy se repite con frecuencia esta historia, todas las noches las veces que nos da la gana.

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